Cada vez es más evidente: el mundo cambió. No lo queríamos, pero cambió. Rápido y sin preaviso. Está fuera de nuestro control.
Ahora, parece, sólo queda enfocarnos en eso que sí está bajo nuestro control. Y, tal vez, lo poco que podemos controlar es la reacción que tengamos al cambio.
Una opción es la drástica — la cínica, quizás — . Ser pesimista y perderse en las quejas del absurdo. “Cuando por fin todo iba marchando bien y pasa esto”. Dejarse comer por la angustia. Dejarse perder.
Lo bueno es que hay otra opción. Esa que asume lo incontrolable como un hecho y se abraza con dos viejos amigos humanos: la flexibilidad y la recursividad. Claves para crear estrategias que busquen sobreponerse a esta situación extraña.
Para cada estrategia hay muchas variables por analizar. Muchas. Una de ellas, parece, es el obligado análisis de las normas. Y es que normas nuevas hay más que nunca.
Eso, evidentemente, nubla las estrategias. Las vuelve más pesadas y complejas de analizar. Ya no es claro qué aplica y qué no. Qué se puede hacer y qué no. La complejidad normativa, diría algún filósofo.
La buena noticia es que en Pinzón Pinzón & Asociados también tuvimos que tomar decisiones y adaptarnos. Siendo recursivos con nuestra experiencia y especialidad en el tema, hemos podido asesorar a muchos de nuestros clientes para entender esa complejidad normativa que vivimos y, así, dar respuesta a una variable más dentro del análisis conjunto de cada empresa.
Queremos seguir asesorando a más empresas para buscar soluciones prácticas y duraderas. Queremos ser un aliado en esa variable normativa.
Somos una variable más en cada estrategia. Una que busca entender el contexto, adaptarse y ser recursiva.
Son tiempos inciertos. Pero eso no significa vivir en la ansiedad. Es posible vivir con la incertidumbre y al mismo tiempo ser estratégico. Es posible encontrar nuevos aliados. Es posible encontrar algo de tranquilidad.